jueves, 15 de abril de 2010

Un Windsor en Berlín

El elegante avión tomó tierra en el aerodrómo de Tempelhof. Era ya de noche. Rápidamente se aproximó la escalera de descenso y los ilustres viajeros descendieron del aparato. No eran nada más ni nada menos que el Duque de Windsor y su esposa, la norteamericana Wallis Simpson.
Windsor era un curioso personaje, surgido de un folletín romántico del S.XIX: rey del país más poderoso del mundo bajo el nombre de Eduardo VIII, lo deja todo por casarse con una mujer divorciada. Sería un cuento de hadas de no ser por las simpatías entre el antiguo rey y el Régimen nazi. Era la personalidad británica más considerada en Alemania y por eso Londres le había mandado ahí.
Eduardo y Wallis descendieron con paso ceremonioso, donde fueron saludados por un par de oficiales estadounidenses y británicos. Había alrededor de ellos un montón de funcionarios norteamericanos y británicos. Las dos naciones eran conscientes de lo mucho que se jugaban sus dos países con esta visita.

Eduardo pidió ojear unos periódicos mientras escuchaba las instrucciones que diplomáticos de los dos países le daban, levantó una mano, hierático y dijo:

"Déjenme tres segundos a solas con Hitler y podré hacerle ver que hasta los judíos son buenos. Creánme, de este coche soy el que mejor conozco al Führer y el que mejor podrá venderle este pacto. Si no lo consigo yo, no lo conseguirá nadie"

Chasqueó la lengua y siguió leyendo el periódico. Las noticias hablaban acerca la vuelta de Japón al redil de la Sociedad de Naciones y a su renuncia a cualquier ofensiva contra China. Esto provocó que tanto Londres como Washington retirasen a sus contingentes militares de la zona y que tanto como Montgomery como Patton volviesen a sus países.

El encuentro se celebró en una casita a las afueras de Berlín, Eduardo parecía muy seguro de sí mismo. Un oficial alemán le condujo hacia un salón donde le esperaba ni más ni menos que Adolf Hitler y otros altos cargos de la cúpula nazi. Hitler no decía nada, solo miraba con esos cristalinos ojos azules al Duque de Windsor y acariciaba la cabeza que un pastor alemán había apoyado en su regazo. Aquella mirada decía más que todos los "¿Y bien del mundo?", así que Eduardo procedió a hablar

"Muy bien Mein Führer la colaboración entre los Gobiernos alemán, estadounidense y británico ha sido bastante buena y ha servido para garantizar la paz en el mundo... Ahora bien, no debemos de olvidar que el problema que casi nos lleva a la guerra con el Japón sigue ahí y debemos de atajarlo"

Un oficial sirvió té a los presentes

"Lo atajaremos cristalizando lo que hasta este momento había sido algo oficioso" repuso Windsor "un pacto anti-comunista entre EEUU, Gran Bretaña y Alemania, un pacto secreto que galvanice a las otras naciones del mundo para erradicar esa peste escrita por ese judío de Marx"

Bebió un sorbo de té. Hitler había dejado de acariciar al perro y miraba a Windsor inquisitivo

"Este acuerdo no será gratis, todos ganaremos algo, estas son las condiciones que los anglosajones le presentan a usted:

a) Alemania se compromete a respetar a los EEUU, al Imperio británico y a sus posesiones y viceversa

b) El Reich será neutral siempre y cuando se le conceda un área de influencia, a saber: Europa central y del este, incluidas las Repúblicas bálticas, así como el Norte de África con excepción de Egipto. También se le concederá Asía excepto el Oriente medio y las regiones en manos de potencias occidentales

c) El pacto solo se romperá en caso de agresión a una democracia y/o la interferencia en una zona de influencia de alguno de los socios.

d) Seremos los primeros en atacas SOLO contra el mayor enemigo: el Comunismo, bien mediante ataque en bloque o mediante alianzas, pero ninguno de los tres socios quedará aislado frente a Stalin"

Dió otro sorbo de té y miró a Hitler

"¿Y bien Mein Führer? ¿Que piensa? ¿No le apetece marchar junto a sus hermanos anglosajones en una gloriosa cruzada contra la bestia comunista?"

Guardó un calculado silencio y esperó la respuesta del "cabo bohemio"


jueves, 8 de abril de 2010

Las Plagas de Egipto

"En agosto de 1936 tuvimos constancia de una singular actividad paranormal en todo el mundo, durante la cual se produjo el conocido como "Incidente Panofsky" en los bosques de la region rusa de Tunguska, donde un equipo sovietico de comunicación acuartelado en el bastión de Nisni-Jorkarovitch recibio extrañas transmisiones cuyas cordenadas goniometricas situaban el origen en el cosmos, concretamente en la constelación de Bitelgeuse. el equipo radiografico no supo entonces que clase de transmisión era la que habian interceptado, pero el verdadero destino de la misma era el Castillo de Bebelsburg, sede del Anhenerbe alemán y cuyo proposito era (...)

Asi mismo, el equipo fue encontrado muerto paulatinamente por enfermedad desconocida, despues de que el incidente fuese clasificado y toda la informacion silenciada por el gobierno ruso. Nuestros laboratorios pudieron entonces terminar lo que vino a llamarse "Proyecto Sol Negro" en cuyo marco se desaroyo el wunderwaffe numero 7, conocido unicamente como Arminius. al mismo tiempo ultimamos la creación de Sigimer (...)

El general Strummer dio orden de que se realizasen las primeras pruebas en africa, en la región remota de Namur, congo Belga. el exito de la operacion, y la contencion de sus resultados espolearon a los cientificos del Sol Negro a proseguir con el modelo definitivo, para el cual la fabrica Krupp de Essen diseño contenedores estancos especiales y proyectiles adecuados para su uso. en Namur una población de 200 negros fue infectada con exito, rociando el Arminio sobre las aldeas con Focke-Wulfs 1-90 sin despertar la menor sospecha. en 24 horas, todos habian fallecido, en apariencia sin marcas de degeneracion alguna, y nuestro equipo especial logro esterilizar la zona sin el menor problema, limitando asi el foco de infeccion (...)

Las pruebas demostraban que Arminio, el arma biológica mas terrible que el mundo había conocido desde los textos bíblicos, estaba a punto para su empleo masivo. El doctor Von Dreubels califico los resultados de "Plagas de Egipto", constatando la contundente voracidad del virus mutado que habiamos desarroyado. Sólo quedaba devolver a las estrellas aquello que (...) y Alemania conquistará a sus enemigos sin piedad.

(Extracto del diario personal del General Von Falkenhausen)

lunes, 5 de abril de 2010

Reunión Diplomática.

El consulado español conoció ese dia una actividad totalmente inustitada para los dias que vivia, los guardias civiles que protegían el recinto estaban advertidos y las medidas de seguridad eran extremas.

El cabo Gutierrez, con su subfusil Mp18 Erma colgado vio como llegaban un elegante mercedes con la esvástica ondeano. Un Ford con los colores del estado mayor y las enseñas del US Army, así como un Robert con la Union Jack, también llegó un vehículo Honda con la enseña del almirantazgo japonés.

De los Vehículos bajaron los altos cargos y sus asistententes. Fueron recibidos por el consul español y un capitán de la guardia civil. No había necedidad de traductores, ya que todos dominaban el inglés.

La puerta de la sala de reuniones frente al despacho se cerró, ondeaba la bandera española con el escudo borbónco, el consul estaba nervioso ya que tendría que moderar esta reunión de tigres que se alzaban sobre China para devorarla.

Patton fue quien rompió la charla coloquial donde se sirvió un refrigerio a los asistentes, por una atractiva camarera tagala.


"Caballeros, aunque nuestro oficio sea la guerra, estamos aquí para evitarla. Ni el Parlamento Británico, ni el Congreso de los EEUU quieren la guerra contra el Japón por acciones llevadas a cabo por los comunistas. Ustedes dos, Yamamoto y Suribayashi, han estado en los EEUU y han visto nuestro enorme potencial industrial y saben que nos encanta el acicate de la pelea, quiero que sepan, que al Tio Sam no se le amenaza y saben que si somos atacados responderemos con total violencia y brutalidad contra nuestros enemigos. No obstante, el gobierno de los Estados Unidos de América, quiere la paz y estamos aquí para darle una solución"

"No nos amenace Sammies" Inquirió Yamamoto, "Japón es un país militarmente muy poderoso, no obstante ustedes no son nuestros enemigos, solo los insumisos chinos que se oponen a nuestra legítima ocupación de Manchuria"

La frente del consul estaba perlada de sudor intervino diciendo.

"Caballeros, a pesar de que gracias al Tio Sam, ya no tenemos presencia en el Pacífico, si tenemos intereses, muchos ciudadanos españoles habitan en Indochina, Japón, Hong Kong o en las Filipinas, ruego pues que se dejen de pullas y bravatas y negocien la paz de una maldita vez"