lunes, 29 de marzo de 2010
Recortes de prensa
viernes, 26 de marzo de 2010
En la guarida del Lobo
Un Rolls Royce negro, brillante e imponente hizo su parada ante las puertas del hotel occidental ante la curiosa mirada de los transeúntes y de los hombres y mujeres que tomaban un refrigerio en su terraza. Mientras de el se bajaba un oficial británico elegantemente dispuesto, un jeep militar norteamericano aparco justo a su lado, para mayor revuelo de los presentes. No era lo que se dice una entrada discreta, especialmente en el clima plomizo y beligerante de aquellos días. Los dos generales se saludaron y un joven suboficial vestido de paisano los acompaño cargado de carpetas y dossieres. El conserje les indico en el Hall, una vez dentro, que tuviesen la bondad de esperar en el drawing room mientras un botones sospechosamente rubio corría por las escaleras de mármoles hitlerianos abajo.
A los dos minutos apareció un hombre con aspecto nórdico vestido de calle con un traje negro y lentes redondas, que les pidió a Montgomery y a Patton que les acompañase. El general americano, tan amigo de la desconfianza ante los alemanes dudo un instante mientras se aseguraba de controlar el perímetro tal y como le habían entrenado. Les condujeron a un ascensor del hotel y para su sorpresa, en lugar de subir a los áticos, el agente alemán introdujo una llave en una ranura y marco un botón sin número justo debajo del sótano.
Lentamente fueron bajando y mientras llegaban al piso -3 el agente les dijo:
“El general Von Falkenhausen les está esperando en la sala de operaciones. Aquí tienen dos tarjetas verdes que les autorizan a desplazarse por las instalaciones. Es necesario presentarlas siempre que quieran entrar en nuestras oficinas. Asegúrense de no perderlas o que no se las roben. Comprenderán que se trata de algo muy delicado y que se trata de la primera vez que un extranjero accede a nuestro abteilung. Ahora síganme, caballeros.”-
El panorama que se desplegó ante sus ojos una vez que las puertas del elevador se abrieron no dejaba lugar a equívoco; se encontran en un cuartel militar nazi.
Las paredes que rodeaban el pasillo central del bunker abovedado estaban cubiertas de banderas con esvásticas y carteles de propaganda; a sendos lados del corredor había varias mesas de hierro con agentes escribiendo informes o intercambiando noticias, cuyo epicentro era la potentísima emisora de radio que estaba al fondo de la estancia con varios oficiales de comunicaciones transmitiendo y recibiendo ordenes. Lo que más les llamó la atención al pasar fueron dos curiosos ingenios, verdaderos mastodontes de metal llenos de conmutadores, cables y bujías que no cesaban de escupir papel y emitían un profundo zumbido. En su parte superior había algo parecido a unas máquinas de escribir y entre ellas, una inscripción que ponía “Zuse Abwerk- ENIGMA H2037”. Patton estaba perplejo observándolas cuando apareció el General Von Falkenhausen con su ayudante y saludo cordialmente a Montgomery, al tiempo que los hacía pasar a una sala anexa.
La sala tampoco admitía confusión; Un primer vistazo les permitió advertir un inmenso mapa de China lleno de marcas y puntos ordenados justo antes de toparse con una panoplia con banderas y un siniestro cuadro de Hitler, dominando la estancia.
“Disculpen las exageradas medidas de seguridad, pero estoy seguro de que se dan cuenta de que esto no es un… ¿Cómo dicen ustedes? Ah! Un “tea room”.- dijo mientras señalaba un águila de bronce sobre el marco de la puerta. Dio una orden en alemán al ayudante, que se retiro de la sala con presteza, y mientras les invitaba a sentarse añadió:
“Puedo ofrecerles algo de beber? Supongo que con el calor que hace aquí estarán sofocados. Tenemos un Whisky excelente que su compatriota Mc Quarry de la embajada británica se empeña en regalarme. Yo prefiero un brandy, si no les molesta… “-dijo mientras abría el mueble bar.
martes, 23 de marzo de 2010
El centro de mando
lunes, 22 de marzo de 2010
Extracto del diario personal del General Von Falkenhausen.
Cuartel general del Alto Mando Alemán destinado en Nanking, China.
1 de Julio de 1937
Esta mañana, tras entrevistarme con el ministro Wei Kuo, quien nos ha asegurado que no se espera ninguna intervención militar por parte del Japón en territorio chino, me he encontrado con la difícil tarea de convencer a los oficiales del ObK. de que su misión es mantener la calma y no ceder ante las provocaciones de sus vecinos los japoneses. De hecho, y tras mucho meditarlo, consideramos que la única via posible para mantener el estatu quo en el extremo oriente es mantenerse pasivos, tolerantes y a la espera de un ataque sorpresa por parte de los nipones, que mucho me temo aun a pesar de lo que diga el ministro Kuo, es inminente.
Por todo ello he presentado un memorándum que el coronel Kruegel ha cablegrafiado a Berlin esta mañana en el que se solicitaba de nuestros “honorables” socios chinos la total colaboración con el Reich para los siguientes puntos;
• Atacar las provincias rebeldes de Kuangsí y Kuangtung
• Esperar un ataque Japonés
Para derrotar al Japón aconsejo que:
• Una guerra de desgaste alrededor del rio Amarillo
• Dejar por el momento regiones del norte de China y Manchuria poco a poco y que los japoneses fueran pagando muy duramente cada uno de ellos
• Aéreas fortificadas en zonas mineras,costeras,fluviales estratégicas
• Incursiones costeras y fluviales
• Guerra de guerrillas en territorio ocupado
• Infiltraciones de pequeños grupos bien armados como los grupos de asalto Alemanes de la gran guerra (Stürmtruppen)
• Además contención de la insurgencia Comunista de Mao
China no está, en absoluto, preparada para asumir un plan ofensivo de choque cuando las tropas del mikado crucen el estrecho de Weihawei o descubrar su poker; de las 60 divisiones que teníamos previstas entrenar al modelo alemán tal y como se especificaba en el tratado Bauer-Fong del 34, apenas tenemos 15 completas. De todos los cañones Krupp, Bofors, Madsen o Rheinmetall enviados no disponen más que el 30% en perfecto estado, y eso por no hablar de las deficiencias en la red de ferrocarriles que a duras penas mantenemos a salvo de los comunistas en Sichuan y que amenazan constantemente con destruir la fluidez comercial de la HAPRO (Handelsgesellschaft Industrieller zur Verwertung Produkte). Todo ello, por supuesto, a causa de la ineficaz gestión del presidente Chang Kai Chek y sus ministros, muchos de ellos educados a la europea su tozudez aunque terriblemente corruptos. Del imbécil de Kuo, por ejemplo, se diría que se pone el sombrero de copa con un calzador.Pero lo que más me intriga es lo que deben pensar británicos, franceses y americanos de todo esto. No tenemos ningún contacto establecido en la zona internacional con la Foreing office y todo lo que sabemos de sus primos americanos es que en el norte, entran su mercancía por el puerto japonés de Port Arthur, lo que lo convierte en algo de lo más sospechoso.
¿Que andará tramando el tio Sam?
En definitiva, la situación no promete ser fácil, y evaluándolo desde el punto de vista militar es un desastre. No me extraña que los jóvenes oficiales que entrenamos en la academia comiencen un siniestro “ruido de sables” en Nanking; para mí son como pequeñas hormiguitas (asi es como siempre he visto a los chinos) que se encuentran atenazados entre un hormiguero que se viene abajo, unas ratas comunistas y un temible oso hormiguero llamado Hiro-Ito. Tarde o temprano se rebelaran contra su reina y comenzaran a luchar contra todos los enemigos de su patria, hasta que el dragon de China venza o ellos mueran en el intento…
General Wilhelm Gerhardt von Falkenhausen